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ANÁLISIS
Fundación Chile: Eficiencia Energética y productividad
FCH/ENERNEWS
05/03/2024

IGNACIO SANTELICES *

Cuando el año 2007 se estableció la primera etiqueta de Eficiencia Energética para refrigeradores, las marcas importadas obtuvieron mayoritariamente la letra “B”, mientras que las marcas locales cayeron en categoría “D” o inferior (siendo la letra “A” la más eficiente).

Esto, llevó a las marcas nacionales a preguntarse qué podía estar ocurriendo por el miedo a verse inferiores a la competencia y se percataron, así, que con solo cambiar el burlete (goma) de la puerta por uno de mejor calidad, pasaban a categoría “B”. Esta pequeña mejora, permitió a los hogares que compraron esos productos, ahorrar más de $50.000 anuales en la cuenta de la luz.

Cuando en 2018 se creó la etiqueta de lavadoras, se descubrió que, luego de varias pruebas de lavado, las que eran más energéticamente eficientes, dejaban la ropa sucia. Eso pasó porque la eficiencia se medía por el gasto de energía por kilo de ropa lavado y lo que estaban haciendo varias marcas, era sobre dimensionar la carga máxima de sus lavadoras. Dado que el resultado no era óptimo, se unificó el criterio para medir la carga máxima entre lavadoras.

Estos son ejemplos del doble beneficio que tiene la etiqueta de Eficiencia Energética: por un lado, incentiva a las empresas a ofrecer mejores productos en el mercado por temas reputacionales y, por el otro, uniforma la entrega información al consumidor para que éste haga una comparación simple y objetiva entre distintos productos.

A nivel global, existe un acuerdo transversal respecto de la importancia e impacto de los programas de etiquetado y los estándares mínimos de eficiencia energética (o MEPS, por sus siglas en inglés). De acuerdo a la Agencia Internacional de Energía (2021), los programas de eficiencia en equipos con mayor permanencia en el tiempo, han reducido en torno a un 15% el consumo eléctrico total de sus países. En 2019, gracias a este tipo de iniciativas, la demanda global de electricidad se redujo en al menos 1600 TWh, lo que equivale a 20 veces el consumo eléctrico de Chile. Si todos los países hubiesen adoptado este tipo de políticas, el ahorro habría sido de 3600 TWh.

Desde que se implementó el etiquetado, Chile cuenta con una treintena de artefactos rotulados, los que cubren en torno al 80% del consumo energético residencial. Respecto a los MEPS, tenemos solo para cuatro equipos, los cuales cubren un 46% del consumo eléctrico de los hogares, además de los motores pequeños para usos industriales.

Es importante que esta política pública se siga empujando con fuerza desde la autoridad y que podamos, a la brevedad, contar con el etiquetado de viviendas que establece la Ley de Eficiencia Energética de 2021, además de nuevas etiquetas y estándares mínimos para artefactos.

A nivel regional, nuestro país se ha vuelto a posicionar como líder en la eficiencia energética, desde fue aprobada la ley. De hecho, ésta establece que las grandes empresas deben implementar y mantener un Sistema de Gestión de Energía (SGE) en sus instalaciones, algo absolutamente inédito a nivel global y que desde 2023, es también obligatorio en la Unión Europea.

Este escenario es una gran oportunidad para que las empresas mejoren su productividad y competitividad, como ha quedado demostrado en todas aquellas que han implementado un SGE y que les ha permitido generar ahorros de energía anuales entre 3% y 5% durante los primeros años. Y los hogares, en tanto, han bajado su gasto en energía y mejorado la calidad de vida a través de mejor iluminación o aislación térmica. Esto, además de los evidentes beneficios ambientales que trae consigo el no consumir energía.

Muchos creen que con la electrificación del consumo y el uso de energías renovables, la eficiencia energética pasará a un segundo plano. Pero es importante recordar que, de acuerdo a la Agencia Internacional de Energía (AIE), al 2040 habrá un 60% más de m2 construidos en el planeta que en 2019 y estos hay que alimentarlos de energía. El libro “Como evitar un desastre climático”, de Bill Gates, afirma que todos los años se agrega una nueva ciudad de Nueva York en el mundo, con edificios y transportes que hay que climatizar y mover, respectivamente.

A este ritmo, no vamos a tener espacio para seguir instalando parques eólicos o solares si no tratamos de ser más eficientes en cómo usamos la energía. De hecho, la misma AIE dice que con la misma energía que consumimos hoy, podríamos cubrir todos los requerimientos adicionales al 2040 si fuésemos más energéticamente eficientes.

Hoy, en el Día Mundial de la Eficiencia Energética, hay que recordar ésta es la pieza clave de cualquier proceso de transición energética y eso implica impulsar su desarrollo.

* Gerente Sustentabilidad Fundación Chile


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews